sábado, 20 de febrero de 2010
REGULO SUAREZ. Nota Biográfica
El 5 de agosto de 1873 nace en Paicol de quien se dijo “…la boca de Régulo Suárez era arco siempre tenso para soltar la saeta envenenada, su verbo un cascabel de alegría y humorismo siempre en movimiento; hablaba en verso y componía poemas…”.
En 1958 el Centro Cultural del Huila que encabezaba el padre Jenaro Díaz Jordán se dio a la tarea de despejar toda inquietud sobre el suelo que vio nacer al poeta. Ello con motivo de placa conmemorativa que Paicol erigiría al que sus versificares ambiguos sembró la duda sobre su tierra de origen, y que, finalmente, es su hijo esclarecido. Con todo este motivo hubo acto solemne en Paicol en tal fecha y se dijeron discursos. El del padre Jenaro Díaz dio la nota más alta, como siempre ocurría, dada la galanura de su clásico estilo literario, y su enfoque del personaje, con pretensión de escudriñar su sicología, su presencia histórico social y su significación poética. De este discurso extraemos lo siguiente: “Las fuentes de la vida en Régulo Suárez y su formación en la niñez y adolescencia, prenunciaban otro desenvolvimiento del que aconteció. El hogar cristianísimo, los claustros venerables del seminario de Popayán, por donde han pasado todos los que valen en la comarca; su universidad de históricos blasones, y aquel otro santuario del saber que edificó fray Cristóbal de Torres, le dieron albergue en su primera mocedad y lo nutrieron poderosamente de fe y sabiduría. Nada de esto se perdió de manera total, pero no sé qué tendencia innata y quizás un ambiente impropicio, primaron sobre aquellas fuerzas morales y el derrotero del adolescente se extravió de modo tan absurdo que llegó a ser otro, totalmente otro de cuanto profetizaban sus antecedentes. Es decir, que Régulo fue un predestinado de vida ilógica en el cual sorprendemos más de una vez realidades que no debieron existir y lamentamos la ausencia de dones que debieron ser y nunca fueron. (…)
Ya se comprende que esta vida vagabunda no era compatible con grandes actividades. Nosotros no le conocimos profesión ni oficio; él no trabajaba, si hemos de dar a este vocablo el sentido corriente. Ni fue agricultor, ni hombre de negocios, ni ejerció profesión alguna, ni desempeño funciones administrativas de ningún linaje. Cuando rendido de sus andanzas hacía una pausa en una hacienda bajo el alero amigo o en la casa del cura, que siempre fue como su propio albergue, daba pruebas inequívocas de que era apto para todo y de que hubiera podido triunfar en donde quiera y cuando le hubiese venido en talante. Pero ese paréntesis al ocio se rompía bien pronto; su mirada fugitiva de la realidad, se apagaba, y de cara hacia una ilusión que no alcanzamos a puntualizar, marchaba tras ella, incansable soñador que en medio del tráfago de los hombres y de las cosas no ve sino un punto que le sirve de señuelo, sonámbulo maravilloso para quien el mundo circunstante no existía en cuanto tiene de realidad sino en cuanto es una ilusión, y caminaba y caminaba por el laberinto de sus ensueños hacia un linde desconocido empujado por una fuerza invisible y misteriosa”.
Régulo Suárez falleció en Carnicerías el 3 de mayo de 1926.
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